Las caídas, una lacra y un riesgo diario para las personas mayores frágiles y aisladas

Las caídas son habituales entre las personas mayores, y un peligro real por sus consecuencias, a veces dramáticas. Por eso es esencial concienciar sobre ellas.

Las caídas son frecuentes entre las personas mayores, pero pueden tener graves consecuencias para su salud y su calidad de vida, sobre todo cuando viven solas. Según estadísticas de laOrganización Mundial de la Salud, alrededor de un tercio de las personas mayores de 65 años se caen cada año, y esta cifra se eleva al 50% en el caso de las personas mayores de 80 años. Las caídas son la principal causa de lesiones y hospitalización entre las personas mayores, y también pueden tener consecuencias psicológicas, como el miedo a volver a caerse.

Causas y consecuencias habituales de las caídas

El riesgo de caídas en las personas mayores puede deberse a una combinación de factores, como la disminución de la fuerza muscular y el equilibrio, problemas de visión, dificultades para caminar y los efectos secundarios de ciertos medicamentos. Las caídas pueden producirse en cualquier momento, pero son más frecuentes por la noche o a primera hora de la mañana, cuando las personas mayores aún están somnolientas o se levantan para ir al baño.

Las consecuencias de una caída pueden ser graves e incluir lesiones físicas como fracturas, contusiones, esguinces, luxaciones y cortes. Estas lesiones pueden dar lugar a una hospitalización prolongada, rehabilitación física e incapacidad temporal o permanente. Las personas mayores que se caen también pueden desarrollar miedo a volver a caerse, lo que puede limitar su movilidad y su capacidad para realizar actividades de la vida diaria, como ir de compras o salir a divertirse. Las consecuencias de una caída también pueden repercutir en la calidad de vida de las personas mayores. Las personas mayores que sufren una caída pueden sentirse más aisladas socialmente, ya que temen salir y conocer gente por miedo a caerse de nuevo. Este aislamiento puede afectar a su bienestar mental, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad.

¿Prevención o cura?

Las personas mayores pueden tomar varias medidas para prevenir las caídas y reducir el riesgo. Los programas regulares de ejercicio pueden ayudar a fortalecer los músculos y mejorar el equilibrio, lo que puede reducir el riesgo de caídas. Los profesionales sanitarios también pueden ayudar evaluando el riesgo de caídas de los pacientes y aconsejando modificaciones del entorno doméstico para hacerlo más seguro. Estas modificaciones pueden incluir alfombras antideslizantes, pasamanos, barras de apoyo, iluminación más clara y eliminación de obstáculos en los pasillos.

Una muy buena alternativa son las soluciones innovadoras modernas, como la solución Dcare. Especialmente indicada para las personas que viven solas y desean permanecer en casa, permite alertar rápida y automáticamente a los cuidadores familiares seleccionados, que pueden intervenir rápidamente en caso de caída y limitar las consecuencias, tanto psicológicas como físicas. Estas soluciones permiten, por tanto, que las personas mayores permanezcan en casa y sigan siendo independientes durante más tiempo, retrasando así su ingreso en una institución especializada. En caso de que la institucionalización sea inevitable, estas soluciones también permiten la sostenibilidad de los cuidados recibidos al permitir al personal ocuparse rápidamente de cualquier incidente y sin necesidad de numerosos dispositivos intrusivos e ineficaces.

Por tanto, la rapidez y la calidad de la atención son esenciales

En conclusión, las caídas son un acontecimiento frecuente entre las personas mayores, que no siempre puede prevenirse. Sin embargo, las consecuencias sobre la salud mental y física o su calidad de vida pueden limitarse cuando se tratan con rapidez y eficacia.

Fuentes: OMS - educationsante.be